El programa del Farm Orphan Support Trust (FOST) se implementó como un medio de respuesta a los problemas de los niños que son huérfanos (principalmente por el VIH/SIDA) en las áreas agrícolas comerciales de Zimbabue. Puesto que estas comunidades de trabajadores migrantes se han ido aislando considerablemente de sus redes de familias ampliadas, cuando los niños se convierten en huérfanos, la opción más común había sido su acogimiento en una institución muy lejana de sus entornos familiares.
Como una alternativa, los hogares de guarda eran un concepto culturalmente desconocido y se tuvo que realizar un trabajo cuidadoso de promoción del concepto entre las comunidades agrícolas. A nivel local, se establecieron los comités de bienestar infantil (CWCs, por sus siglas en inglés), a menudo apoyados por un representante del cuidado de los niños designado por FOST. Juntos, identificaron y apoyaron a los niños afectados por el VIH/SIDA y, después del fallecimiento de sus padres, emprendieron todos los pasos posibles para garantizar que los niños fueran acogidos en su familia ampliada. Cuando esto fue imposible, buscaron hogares de guarda para los niños. Los CWCs identificaron posibles guardadores familiares y se estableció un modelo de reuniones periódicas con los guardadores para hablar de cuestiones y problemas de preocupación mutua, proporcionando una formación informal sobre cuestiones como la atención psico- social. El representante del cuidado de los niños llevó a cabo visitas periódicas al hogar de guarda para monitorear y apoyar el acogimiento. Se brindó un apoyo material (por ejemplo, las cuotas escolares y los uniformes) siempre que era necesario, y se alentó una asistencia agrícola con cosechas crecientes para facilitar la autosuficiencia de la familia.
Los guardadores familiares asumieron su rol de manera voluntaria, lo cual contribuyó a la calidad del cuidado, dando preferencia a un tipo informal de hogares de guarda por encima de cualquier arreglo más formal, como la tutela o la adopción. La razón de ello parece haber sido que, en la cultura shona, las creencias tradicionales relativas a los antepasados hace difícil acoger a un niño, excepto si tiene el mismo tótem. Los hogares de guarda ponen al niño en el rol de “invitado”, lo cual se fundamenta en la tradición de tratar bien a los invitados.
Para mayor información, véase: A Sense of Belonging: Case studies in positive care options for children (en inglés)